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Virus de Influenza y evolución ... (2009)

Virus de Influenza y evolución ... (2009)

por Admin EducArt.org -
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Influenza y evolución
by Martín Bonfil Olivera y Grupo Editorial Milenio - Thursday, 30 April 2009, 9:15 AM

Influenza y evolución


por Martín Bonfil Olivera
Publicado en
Milenio Diario, 29 de abril de 2009

El problema es que así son los virus: promiscuos y afectos a los juegos de azarosos. Así es la evolución, que lleva a las especies por caminos retorcidos e inesperados. Y así es la ciencia, que no puede avanzar por su propio camino, también azaroso, más rápido de lo que avanza, entorpecida por su método, que le exige asegurarse de lo que sabe hasta el momento antes de dar cada paso.


El virus de influenza que nos agobia (familia orthomyxoviridae, tipo A, los más comunes, que infectan también a aves, cerdos y caballos) es, como todos los virus, una cápsula de proteína que contiene material genético; en este caso, ácido ribonucleico (ARN), primo más antiguo e inestable del ADN. He ahí parte del problema: el copiado del ARN es menos exacto: a veces, quita, a veces pone, y ocasiona mutaciones espontáneas dentro de una misma especie de virus.

Y si varios virus distintos infectan una misma célula, pueden recombinarse, llevándose pedazos de información genética de los otros. El que nos preocupa tiene genes de virus que infectan a humanos, cerdos y aves. Y puede continuar cambiando. Alarma que haya aprendido a contagiarse de humano a humano (como se temía con la influenza aviar, en 2006).

Sus apellidos H1N1 se refieren a dos proteínas de su superficie: la hemaglutinina (de la que hay 15 variantes; ésta es la 1), que le sirve para unirse a la célula que va a infectar, y la neuraminidasa (9 variantes), que permite a los nuevos virus salir de la célula sin quedarse pegados a ella.

Precisamente el oseltamivir (Tamiflu, ¡no se automedique!), uno de los medicamentos eficaces contra la influenza, inhibe a esta enzima e impide que los nuevos virus se diseminen.

La ciencia, como la evolución, es impredecible. Puede parecer lenta y cara, pero si hace 56 años James Watson y Francis Crick no hubieran descubierto la doble hélice del ADN, hoy no tendríamos la biología molecular que nos permite estudiar y combatir al virus.

Y si no invertimos ampliamente en investigación científica —ya lo dijo Barack Obama, y lo subrayó aumentando la inversión de su país en ciencia a 3 por ciento del PIB— no podremos combatir futuros retos, de salud ni de otros tipos.

VIRUS COVID

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